Quise ser un espanto
Para sucumbir tus ojos
Entrar por tu boca exhortada
Y visitar las amalgamas candentes
De tus acogedoras entrañas.
Quise ser un poeta,
Quise ser un violín,
Recitarte hermosas melodías
Y verte lentamente dormir.
Quién sabe cómo puedo orillar tus costas con mis manos?
Y sentir como tu arena se ahoga en mi lengua.
Quise ser tu planeta,
Quise ser tu mansión,
Quise ser el humano que te dejo ser,
Entró en ti,
Y te conoció…
Partamos desde el comienzo, por lo menos sólo por el título ya le doy un 7, jaja. Me gustó. Me recuerda la "clase" aquella sobre Hegel, y tú jugando a ser estudiante. A veces me pregunto si no será que nos dedicamos en demasía disfrazarnos de aquello, como si lo necesitásemos. Una nunca termina de aprehender, de lo más innato; uno jamás deja de aprender, de los procesos propios de una vida. Aquella manía por hacer sinónimos enseñanza de Universidad o colegio, tan propia de nuestra época.
ResponderEliminarEn fin, no tiene mucho que ver con el poema, perdón, pero son esas cosas inconexas que rondan por la cabeza y salen tras pequeñas grietas que suceden. Un abrazo!