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domingo, 28 de agosto de 2011

Neoliberalismo v/s Democracia. Avancemos Por Más y Mejor Democracia Social Para Chile




El Triunfo del Neoliberalismo al Corporativismo: Conflicto Interno de la Dictadura

Cuando fuimos pensados como sociedad, cuando las mentes obscuras y ávidas de dominación diseñaron la sociedad neoliberal del Chile reprimido, todo se ajustaba entre sí; nada podía derivar sino en la sobredeterminación derechizada de los proyectos y políticas públicas. Nada escaparía de su campo de dominación y definición.

Entre 1976 y 1978 se desarrolló el más fuerte conflicto interno que pervivió la dictadura en Chile, donde se enfrentaban los postulados católicos, corporativistas y neoliberales, y finalmente la Facultad de Economía y la Facultad de Derecho de la Universidad Católica salieron triunfadores presentando la llamada “propuesta ladrillo” a la junta y sus siniestras comisiones; esta consistía en la disminución del gasto público, del tamaño del Estado y de la cesantía a través, esta última, de empleos miserables y de subsistencia que, sin embargo, normalizaban las cifras y estadísticas que evaluaban el desempeño administrativo del régimen. Así pues los Chicago Boy´s salieron airosos de la batalla contra los paternalistas y, entre otras cosas, desarrollaron el plan laboral de José Piñera, destruyendo todo lo creado y avanzado en materia de seguridad social y dignidad del trabajador entre 1925 y 1973, época aquella que se caracterizó por el cuestionamiento esencial de la propiedad, el aumento de la distribución de las riquezas y de los derechos sociales, económicos y políticos  en nuestro país. Con la adopción de las políticas neoliberales de gobierno y gestión, Li sale del Gobierno junto a otros 20 generales como una forma de presionar a Pinochet. Este último obnubilado con las grandes promesas neoliberales y los mecanismos neofascistas que Guzmán preparaba para su Constitución no gastó tiempo en preocupaciones y asume Matthei como comandante en jefe de las Fuerzas Armadas. Así culmina el periodo de crisis interna de la Dictadura Militar, de ese momento en adelante las políticas públicas tomaron, paradójicamente, un carácter privatizador, y se consagra en la Constitución del 80 el rol y carácter subsidiario del Estado y las entidades públicas frente al omnipresente mercado y el “eficiente” espíritu librecambista de los emprendedores.

Los Gendarmes de la Democracia

Hoy somos testigos y víctimas del daño que estas políticas públicas le causaron a Chile y a los chilenos. El actual movimiento social y ciudadano ha puesto en el tapete uno de los planes y efectos de la aplicación de estas políticas, que es el lucro en la educación, y la negación y falta de reconocimiento de Estado a la educación como un Derecho Social garantizado, protegido y exigible, pese a la ratificación de tratados internacionales que mandan el cumplimiento de esta por los Estados comprometidos (Pacto de San José de Costa Rica), y pese a la obligación de los órganos del Estado de respetar y promover tales derechos garantizados por los tratados internacionales mencionados. No obstante en estas semanas hemos visto que las demandas han trascendido el campo educacional debido a la imposibilidad institucional de dar solución plausible y coherente respecto a las demandas. Es por lo anterior que han sonado fuertes e improrrogables demandas tales como un Plebiscito Ciudadano y Vinculante, Fin al Sistema Binominal y Nueva Constitución para Chile a través de Asamblea Constituyente.

Empero la Dictadura no solo nos legó, decíamos, un Estado subsidiario, sino que además una institucionalidad discapacitada de dar solución justa a las demandas señalas, pero es más: Nos lego una institucionalidad cuyos órganos fueron pensados para no dar solución democrática a cualquier conflicto social, pues la sobrerrepresentación de la derecha en el Congreso, los altísimos quórums a lograr para la modificación o derogación de artículos Constitucionales y reformas del mismo tipo, el corporativismo y gremialismo que no permite la participación de dirigentes sindicales en labores políticas institucionales, el super-presidencialismo autoritario que permite designar parlamentarios, el perturbador y amenazante consejo de seguridad nacional, la facilidad para declarar algunos estados de excepción, la tan nombrada últimamente ley de seguridad interior del Estado, las exacerbadas causales de calificación terrorista, la exclusión de las minorías políticas, sociales y culturales en las decisiones del país, en fin… Todas las trabas tendientes a amordazar la tan precaria democracia que tenemos y prohibir cualquier posibilidad de transformación y participación real en nuestro país.

En este marco es absolutamente legítima, deseable y necesaria la demanda de un Plebiscito vinculante y ciudadano, sin embargo debemos entender que es una gran demanda, que necesita de una gran batalla, pues su posibilidad de concreción y la posibilidad de que una vez lograda dé solución correcta a las demandas educacionales se encierra en el mismo círculo de la institucionalidad discapacitada y maligna que señalábamos, pues para obtenerlo necesitamos de los cuatro séptimos de los Diputados y Senadores en ejercicio, y en caso de que así sea y logremos incorporarlo a la institucionalidad y plantearlo como solución a las demandas educacionales, ambientales, sociales, laborales u otras tal decisión expresada en las urnas deberá traducirse en una ley cuyo procedimiento de creación estará viciado por los mismo mecanismos antidemocráticos y reaccionarios nombrados. Es en este sentido que planteo que no podemos descuidar otras demandas, a las cuales debemos darle el mismo o más hincapié para la recuperación democrática del actual síntoma neoliberal, neo-fascista y conservador que la dictadura le engendró. Tales demandas importantes son, en primer lugar eliminar al primer gran gendarme y guardián de nuestra democracia: el Sistema Binominal, para derrotar la exclusión política y legislativa que se le ha urdido a tantos grupos, limitando sus derechos de participación y que se inmiscuyan en el ambiente político, y así también (utilizando una palabra tan sobre manoseada por el Gobierno) transparentar la correlación de fuerzas entre los distintos grupos y partidos políticos, cuyo efecto inexorable será la disminución de la derecha y otros partidos de carácter profesional y no social. Y la otra gran demanda es pues la necesidad de la una Nueva Constitución democrática e inclusiva para despedir al segundo gran gendarme que oprime a nuestra democracia: los Quórums de decisión y aprobación; entre otras menesteres modificaciones que dicen relación con los principios y valores de la nación como el pluralismo y la consolidación de un Estado Garante de los Derechos políticos, sociales, económicos y culturales.

Una Nueva Proyección: Plebiscito Social Alternativo

En el plano inmediato sería de gran utilidad y magnitud, no solo por su carácter histórico sino que práctico, la realización de un Plebiscito Social Alternativo, con el objetivo de contraponer lo social y ciudadano a la institucionalidad vigente y limitada, pero también con el propósito de no excluir a un gran actor de las presentes movilizaciones que son los estudiantes secundarios, pues en el caso de conseguir un plebiscito vinculante ellos quedarían fuera en términos cuantitativos del proceso, debido a su imposibilidad legal de votar, no así en términos cualitativos porque sus demandas serían, entre otras, las que se consultarían. Pero es más, como aun no se aprueba en el Congreso la ley de inscripción automática, muchos universitarios no están inscritos, por lo que no participarían en su totalidad ni si quiera los universitarios movilizados. En este Plebiscito Social y Alternativo creo que deberíamos darle solución a estos problemas, y propongo utilizar dos padrones: el institucional y vigente, y uno alternativo en el que aparezcan los secundarios y todos los estudiantes de educación superior; y que concurran a sus respectivos locales de votación (colegios, liceos, CFT, institutos y universidades) con sus documentos personales, en los cuales también debieran sufragar todos los interesados en el proceso.

Para la confección de las preguntas se debería constituir una Comisión Redactora cuyos miembros sean electos democráticamente en los órganos de participación y coordinación (Confech, Cones, Colegio de Profesores, Asambleas Territoriales orgánicamente constituidas, etc), y entre las preguntas a confeccionar debería estar, entre otras, la de considerar a la Educación como un Derecho Social y Exigible por los ciudadanos; la demanda de desmunicipalización sin privatización; La eliminación del lucro en todos su niveles; y la demanda de Gratuidad en Educación Superior.

Esta jornada democrática nos serviría para: Primero, desarrollar una manifestación de talla histórica de la voluntad de un pueblo, pues no ha existido en nuestro país evento similar, y no conozco alguna parte del mundo que lo haya practicado. En segundo término le reafirmaríamos al Gobierno y las élites políticas y económicas la mayoría transversal y social que somos. Además, tercer lugar, daríamos cabida para la participación de aquellos que piensan diferente. Junto con esto,  cuarto lugar, incluiríamos de manera decisiva e igualitaria a los compatriotas de regiones. Y finalmente generaríamos una presión que el Ejecutivo y el Congreso no podrían soslayar, y deberán darles cara al país y a la ciudadanía respecto a la decisión que esta misma manifestó.

Finalmente señalar que esta no sería para nada la salida a este multisectorial movimiento, sino que sería una proyección más de manifestación y presión; y por lo demás no es excluyente de la lucha por la consecución de un Plebiscito vinculante.



                                                                        Juan Pablo Ciudad P.

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