Blasfeman las estrellas
Que te he perdido,
Se enteran los silencios
Que no me cobijas.
El martirio de los sonidos
indelebles
Se acentúa en mi garganta.
Brindan los enemigos de mis
sueños.
Se escuchan carcajadas de
las polvorientas bocas inescrupulosas.
La canción vigilante de mi
pueblo me empuja en la miseria;
En la miseria de mi alma de
secreta sangre
Donde se bañan los dolores
iracundos del solaje;
Y el rio me ha visto ser él…
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